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Castillo – Sant Cugat del Vallès, Cataluña, España
- Superficie total1 200 m²
- Dormitorios12
Este castillo es una construcción militar románica ubicada en el término de Sant Cugat del Vallés muy bien conservada, de planta cuadrangular y tres pisos de altura con una torre cuadrada adosada en un ángulo del edificio.
Algunas ventanas de la fachada son geminadas y la puerta de entrada está formada por un arco de medio punto.
Situada en un paraje natural entre dos torrentes, a la entrada del valle de Gausac en el límite entre la sierra de Collserola y los campos meridionales de la plana del Vallés con vistas sobre la totalidad del horizonte orientada al norte.
Su origen se remonta al siglo XII en un castillo nombrado Ricanli o Ricard, construido en la época del Abad Ermengol y parece que fue reconstruido entre los siglos XIV y XV.
La propiedad a nivel estructural esta perfecta pero necesita una actualización interior. Tiene una superficie aproximada de 1200 m² y cuenta con una extensión de terrenos de 3 Ha.
La historia:
El origen no es del todo preciso. En cualquier caso, en todos los estudios se denomina a Riquer quien fue señor de Cercedol en el siglo X y según una manuscrito de Calixte II del año 1120 tenía una torre de defensa, un castrum (fortaleza).
La llegada de los sarracenos conllevó su destrucción y el área quedó despoblada. En el año 1145 el Abad Ermengol repobló el territorio y puso una familia con la obligación de que ésta reconstruyera la torre rodeada de una muralla.
La primera familia conocida que habitó la fortaleza fueron los Vilanova hacia finales de siglo XII. Esta familia se emparentó en años posteriores con los Llaceres que vivían en la casa de al lado. En un momento determinado aparece un inversor de Barcelona, Bernat de Palou. Los Palou, según explica el historiador Domingo Miguel, ”eran mercaderes ricos e invirtieron su dinero en comprar tierras en Sant Cugat.
A finales del siglo XVI la casa pasó a manos de los Erill, dado que los Palou se quedaron sin descendencia. Los Erill fueron una de las grandes casas nobiliarias de Cataluña. Posteriormente también llegó el momento en que los Erill se quedaron sin descendencia y la casa pasó a manos del Marqués de Rupit. Una serie de conflictos entre los propietarios y el monasterio acabo provocando la compra por parte de este, hasta que en el año 1842 fue adquirida por la familia que en la actualidad posee esta impresionante propiedad.